Historia de las plantas en el Mundo Antiguo

Santiago SEGURA MUNGUÍA, Javier TORRES RIPA
C.S.I.C., Universidad de Deusto, 2009.

Cuando cae en tus manos un libro y lees el título, al abrirlo siempre se busca si el contenido llena las expectativas que se habían imaginado. Después de examinar las guardas, la encuadernación, el tamaño, el tipo de papel, la ilustración en general, la estructura del libro y demás cosas, se centra uno por fin en lo principal, el contenido del sumario y el texto. Con todo ello se constata una vez más el maravilloso invento que supone el libro, que parece seguir siendo insustituible.

Por otro lado la publicación de un libro y en este caso su presentación, es la culminación de un trabajo emprendido, muchas veces no se sabe con qué finalidad.

En este libro se pone una vez más de manifiesto la importante relación entre plantas y cultura. Trata del conocimiento de las plantas y de sus implicaciones culturales. Una de las facetas más importantes en el conocimiento de las plantas es el de su manejo y utilización como plantas cultivadas, más concretamente en el caso de las plantas ornamentales. Por eso, nada mejor para comenzar que hablar del paraíso, del jardín del edén, ese anhelo que perdió la humanidad por sus actuaciones negativas y mal proceder y que se intenta reproducir a pequeña escala como se comprueba y se pone de manifiesto en la historia de la jardinería. El origen de los jardines, de esos fragmentos de naturaleza domesticada, forman parte del conocimiento y del afán de dominación de todos los seres vivos que nos rodean, con la finalidad de su posible aprovechamiento. Así pues, se presenta un repaso sobre los orígenes de la jardinería desde Babilonia hasta los jardines en Roma, pasando por las plantas de la Biblia, o el papel que tuvo el mundo vegetal en el antiguo Egipto. Se propone la hipótesis de que el jardín nació en el desierto, como anhelo de descanso físico y espiritual. Por ello el jardín es un remanso de paz. Parece además muy interesante relacionar el jardín con las islas afortunadas, ya que realmente los jardines son siempre pequeñas islas dentro del mundo ajeno que les rodea. Ello está relacionado con el concepto de jardín cerrado, propio de nuestra cultura mediterránea, que solamente se abre para el que quiera entrar y disfrutarlo.

En palabra de los autores, el libro ofrece un amplio repertorio de citas sobre lo que los clásicos difundieron acerca de las plantas y el mundo vegetal. Se trata de una selección de los mejores textos antiguos sobre la historia de las plantas. Un recorrido por todo el mundo vegetal basado en las fuentes de los autores citados, sobre todo de los escritores naturalistas clásicos, desde Teofrasto hasta Plinio el Viejo, entre ellos Columela, Dioscórides o Galeno.

En los capítulos siguientes se tratan los árboles, arbustos, plantas de porte herbáceo y a continuación las plantas aromáticas y las especias, las bulbosas, las acuáticas, gramíneas, plantas venenosas y mágicas. Por fin un capítulo sobre la cocina romana y sus hierbas, en el que se constata que la herencia cultural llega hasta nuestros días.

Resulta de sumo interés por todos los datos que se exponen sobre las plantas en el mundo antiguo, a través de los autores clásicos y de otras fuentes. Pero partiendo de los textos clásicos que se refieren a las diferentes especies vegetales, se plantea precisamente el arduo trabajo que reviste la identificación de algunas de las plantas al tenerles que asignar su nombre científico actual. Además existe el problema previo de la precisión en la traducción del nombre común de la planta en cuestión. De ello hay discusión adecuada en cada especie, sin por ello poner en duda el resultado al que se llega, postura propia de una mentalidad científica, abierta de por sí, sin dogmatismos, y que ha de poner todo en tela de juicio.

Bibliografia
No vamos a decir nada de la esmerada y meticulosa edición, así como de la ilustración de la obra. Como se cita en la primera página, «No hay árbol bueno que dé fruto malo», se trata de una obra muy bien documentada, con una amplia bibliografía, en la que se ha tenido el acierto de incluir un glosario de términos. Dicho glosario merece atención especial por su gran utilidad, dada la claridad y concisión de sus explicaciones.

Por todo ello felicitamos a los autores de esta bonita obra. En este mundo en el que parece que todo lo abarcamos, queda aún mucho por saber para poder dilucidar el verdadero sentido que debiera dar lugar a actuaciones responsables basadas en una verdadera memoria histórica.

Madrid, 9 de diciembre de 2009

RAMÓN MORALES
Científico titular del CSIC
Real Jardín Botánico de Madrid